A la vuelta de la vuelta



El que vuelve de las vacaciones cree, iluso, que el orden de las cosas ha cambiado; espera un mundo lleno de novedades y de preguntas.
Sin embargo, una vez que desempaca, sus ojos gastados confirman que las injustos y sus injusticias corren en la misma dirección, el vecino sigue siendo el mismo desconocido de siempre y el viajero de lo único que ha descansado es del breve espacio físico que habita.
Si tuvo fortuna pudo leer un par de libros, lejos de la estridencia del teléfono celular que lleva encima, comer un buen asado con amigos y, gracias al cambio de horario, quedarse en la playa hasta las 10 de la noche.