contemplación



Contemplaba los rocíos de la mañana. Tenía la sed inagotable de los vivos. Tenía el movimiento inasible de la música. (Era quizás la música). Supo derrrochar la alegría; en ocasiones, pidió prestada la tristeza para parecerse al resto. Le tembló el pulso cuando encontró al amor.
Luego soñó, amó, quiso, sintió, se perdió en el infinito, como todos.

2 comentarios:

Juliana Fortini dijo...

No se porque pero me hizo acordar a mí

Carola Fernández Parri dijo...

me gusta mucho eso de pedir prestada la tristeza.
Escribís muy lindo Juan.. si tan sólo utilizaras esas palabras en discusiones académicas...
no, es un chiste.
A ver cuándo subís historietas al blog!!
Un abrazo.