los trozos de poesía,
las miradas en silencio,
los abrazos,
el irremediable sabor melancólico que habita en sus ojos,
todo se lo han llevado las mujeres tristes
de esta inmensa ciudad de cristal.
"De un hombre que cabecea, entonces, ¿qué se puede esperar? Nada como no sea una hilera de fragmentos, espesos, en brutos. Que el mundo resplandezca en ellos, si uno de los modos del mundos es el resplandor" (Juan José Saer, "Carta a la vidente").
1 comentario:
Amé de El Aleph justamente esa parte que escribiste en mi blog. ¡qué coincidencia, cuánto destino! Un beso
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