
Con la luna en tu boca, con ciertos desesperados, con la estela de plata que me regala brisa del río aquel.
Todos los atardeceres,
sos vos,
así,
acurrucada,
con tu mirada triste,
en el infinito.
"De un hombre que cabecea, entonces, ¿qué se puede esperar? Nada como no sea una hilera de fragmentos, espesos, en brutos. Que el mundo resplandezca en ellos, si uno de los modos del mundos es el resplandor" (Juan José Saer, "Carta a la vidente").
1 comentario:
Siempre tan hermoso lo que escribis vos, Juan. Te dejo mis saludos.
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