Esto genera límites.
Lo que se dice.
El cómo.
Sartre decía que era lo que nos igualaba a todos.
El futuro es -quizás- lo que nos libere a todos
puesto que -existencialmente- nos pro-yectamos.
Nos tiramos hacia delante.
Eso nomás.
"De un hombre que cabecea, entonces, ¿qué se puede esperar? Nada como no sea una hilera de fragmentos, espesos, en brutos. Que el mundo resplandezca en ellos, si uno de los modos del mundos es el resplandor" (Juan José Saer, "Carta a la vidente").
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