medanos de sal


En vida construyó médanos de sal y faros con luciérnagas. En invierno iba a visitar a los Payasos Tristes, y volvía con bolsas de caramelos y versos que lo hacían llorar en el colectivo. Conoció el amor y sus costumbres: las miradas, las cartas de amor eterno, los desencuentros, los besos robados en las calles oscuras.

Hoy sólo recuerda, cuenta exageradas historias de juventud y visita los sueños de propios y extraños.

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